El
sociólogo estadounidense y representante del estructuralismo funcional, Talcott
Parsons, vivió entre los años 1902 y 1979. Simmel, Durkheim y Max weber
tuvieron mucha influencia en su polémico pensamiento que se orientó a lograr el
orden y la estabilidad social.
En
consonancia con el funcionalismo al que adhería, Parsons consideraba a la
educación como una necesidad básica para lograr la autosuficiencia de la
sociedad, tomada como un ideal, para lograr la adecuación de los individuos a
sus normas y valores, y para que le sean provechosos a su buen funcionamiento
pacífico, ya que cada individuo existe dentro de una estructura social
determinada, con una función que debe aprender a realizar para encontrar su
lugar positivo dentro de ella, construyendo su personalidad en vistas a ese
objetivo, para que cada uno ocupe el rol y el status que le corresponde,
pudiendo escalar socialmente de acuerdo a sus logros y méritos. La escuela
entonces cumple la importante función de lograr estratificar la sociedad de
acuerdo a las calificaciones que se reciban.
TALCOTT PARSONS – (1902-1979)
De acuerdo
con Parsons uno de los hechos claves de la modernización es la revolución
educativa. Una de las características fundamentales de esta revolución es la
inmensa extensión de la igualdad de oportunidades. Sin embargo, esta igualdad
de oportunidades acarrea diferencias de logro, las cuales provienen del hecho
que los individuos son distintos en lo que se refiere a su habilidad, sus
orientaciones familiares -diferentes aspiraciones y actitudes en la familia con
respecto a la educación- y sus motivaciones individuales -variaciones en el
nivel de interés en la educación y en el deseo de los alumnos de ser aplicados
y trabajar duro. Las diferencias en el logro educativo introducen nuevas formas
de desigualdad, dado que las credenciales educativas determinan el empleo que
se termina por ocupar.
La
principal función del sistema educativo es legitimar esas desigualdades, lo que
se consigue a través del proceso de socialización. La educación extiende la
ideología de la igualdad de oportunidades y del logro, y esta ideología es uno
de los elementos clave de la cultura común que existe en las sociedades
modernas.
En el aula
todos los alumnos empiezan desde el mismo punto de partida. Sin embargo,
Parsons admite que las diferencias relativas a los roles sexuales son anteriores
a la escuela y algunos alumnos tienen una mayor grado de independencia que
otros. Por independencia quiere significar el grado de auto-suficiencia del
alumno con respecto al profesor, su capacidad de asumir responsabilidades.
Cuando
acceden a la escuela todos los alumnos son tratados del mismo modo: se les
asignan los mismos deberes y son evaluados siguiendo criterios objetivos.
Gradualmente los alumnos son diferenciados a partir del logro: unos rinden más
que otros. Hay dos tipos de logro que se deben obtener en la educación. Uno es
el aprendizaje puramente cognitivo de información y destrezas y el otro es lo
que se puede llamar aprendizaje moral, el cual implica el ejercicio de una
ciudadanía responsable en la comunidad escolar.
En su
famoso artículo "El aula como sistema social" estudia la escuela en
su doble faceta de órgano de socialización y de órgano de distribución de los
recursos humanos o de mano de obra. El criterio utilizado por la escuela para
hacer esa doble operación es distinto al de la familia: es el criterio del
rendimiento. Por este motivo, el mundo de la escuela supone para el alumno una
ruptura de las reglas de juego que hasta entonces le habían sido aplicadas. La
familia está estructurada, funciona, sobre la base de elementos biológicos:
sexo, rango de nacimiento, edad, elementos adsriptivos que chocan con las
reglas del funcionamiento escolar. La familia trata incondicionalmente al niño.
Es decir, el niño es valorado y querido por el mero hecho de pertenecer a la
familia. Sin embargo, la escuela anticipa al niño cómo va a ser tratado por la
sociedad y su cometido consiste en que el niño internalice esas reglas de
juego, que se entrene en su ejercicio, y que compruebe los efectos de su
aplicación. Este trato que por primera vez recibe el niño, puede constituir una
fuente de tensiones internas, las cuales pueden resultar aliviadas en virtud de
una serie de mecanismos, como son el apoyo familiar, la imparcialidad del
profesor, el carácter maternal de la profesora (sic) para con los niños más
pequeños y por el trato con el grupo de amigos.
El profesor
es el representante de la sociedad adulta y tiene expectativas difusas con
respecto al futuro académico de sus alumnos. Los componentes cognitivos de la
instrucción no pueden separarse de los morales y la diferenciación gradual será
consecuencia de los resultados académicos. Este proceso lleva a una jerarquía
académica a partir de las calificaciones y constituye un criterio clave para la
asignación de estatus futuros en la sociedad. El hecho de que el profesorado en
primaria sea mayoritariamente femenino implica que la profesora compagina el
rol de madre con el de profesora, complementando de este modo los aspectos
cognitivos con los emocionales. Sin embargo, privilegiará el aspecto cognitivo,
dado que su papel consiste en legitimar la diferenciación de sus alumnos a
partir de su éxito académico. El tamaño de la clase le impide tratar a los
alumnos de un modo particularista, forzando la adopción de normas universales
de tratamiento y de evaluación. La rotación de profesores cada año contribuye a
eliminar la tendencia hacia la intimidad o el particularismo. Con el cambio de
profesores el alumno aprende a distinguir el rol del profesor de la
personalidad de este.
El proceso
selectivo promovido por la escuela coloca a los niños en una situación novedosa
para ellos. Esta situación se define por cuatro características.
1. Igualdad
formal de los niños ante el maestro y ante el régimen de competencia entre
ellos. Parsons insiste en que la escuela no solo valora el rendimiento
puramente intelectual. Un buen alumno internaliza los valores escolares y los
materializa en un correcto comportamiento.
2. Los
niños tienen que realizar una serie de tareas completamente afines y no tareas
desiguales, como ocurre en el trabajo de los adultos. Por esta razón la
situación de competencia es más aguda que la vivida en el mundo de los adultos.
3. Se da
una clara bipolarización entre la esfera de los adultos, representada por el
profesor, y la esfera de los escolares. El logro de una buena identificación
con el profesor es determinante de la carrera escolar: quienes lo consiguen
tienen mayores posibilidades de llegar a la universidad; quienes, en cambio, se
identifican más con sus compañeros o grupos de iguales es más probable que
abandonen los estudios.
4. Los
alumnos son evaluados sistemática, periódica y formalizadamente.
En
definitiva el sistema escolar desempeña cuatro funciones:
1. Emancipa
al niño de su primitiva identidad emotiva con la familia, lo cual es un
pre-requisito de la constitución de una personalidad independiente.
2. Inculca
al niño una serie de valores que no puede adquirir en la familia.
3.
Diferencia y jerarquiza al alumnado según su rendimiento.
4.
Selecciona y distribuye los recursos humanos a partir de la estructura
funcional de la sociedad adulta.
Para Parsons en la sociedad existe una cultura
indivisa siendo la cultura escolar una reproducción de aquella. La escuela es
neutral y el proceso de selección está presidido por principios universalistas
y conduce a estatus adquiridos (frente a los adscritos de la era pre-moderna).
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